Todo lo que miré perecerá un día es un proyecto que genera imágenes químicas a partir del registro vivo de bacterias sobre la gelatina de plata del soporte fotográfico. Este trabajo ahonda en la posibilidad de producir imágenes a partir de un diálogo estrecho con la naturaleza, permitiendo que organismos vivos presentes en la tierra actúen como componentes cruciales y activos en la construcción de fotografías.
El proyecto se llevó a cabo enterrando en distintas zonas rurales del pueblo de O´Higgins, ocho rollos que contenían las imágenes en estado latente de los territorios en los que serían abandonados. Luego de siete meses fueron retirados, varios de ellos se perdieron por las variaciones del clima y el entorno durante el transcurso del proceso. El material fue revelado de forma tradicional y en él se registró cómo los microorganismos de la tierra comenzaron a descomponer y manipular la gelatina presente en el soporte fílmico.
Esta obra participó en la muestra Sociedad de Descarte de la galería Gachi Prieto (2021), Celebración de la galería Casa Belgrado (2023), Eramos muchos, Museo de la Ciudad. Querétaro, México (2024)