Voyeristas
Las imágenes que componen esta muestra parecen no tener pasado ni futuro, se inscriben dentro de una temporalidad desfasada, los indicios que nos aproximan a una fecha se reinician a medida que seguimos contemplando las imágenes ¿De dónde vienen?¿Cuáles son sus orígenes?¿A qué época pertenecen? No nos extrañaría pensar que cada una de ellas son frames extraídos de películas desconocidas, fotogramas de ciencia ficción que Nina descubrió por azar y devolvió al presente.
Brilla el traje de satén rosado de un grupo de mujeres, el destello almibarado en la saliva de una criatura, el cristal futurista de unas gafas de sol. Estos colores hipnóticos se multiplican, una y otra vez, como espejos enfrentados para configurar un laberinto inquietante y cautivador. ¿Podremos salir de estas escenas? ¿Nos dejarán acaso escabullirnos sin perturbarnos? Es imposible, lo sabemos. Estos seres y sus actos se seguirán replicando en nuestra retina mucho tiempo después de dejar de observarlos, permanecerán distorsionandose en nosotros como un reflejo en el ojo de una mosca.
Nina Brasca nos convoca para sabernos mirones, nos señala voyeristas, nos ofrece la posibilidad de regodearnos en el placer que produce mirar lo que está prohibido, aquella realidad a la que no tenemos acceso ni podemos palpar con nuestras manos. En su lugar sostenemos la mirada como quien mira al objeto deseado a través de la mirilla de una puerta. Nina hace un orificio en el velo de lo real para ir al encuentro de múltiples mundos, concebidos por el procesamiento de las máquinas ¿Sabrán estas imágenes que fueron creadas por el sometimiento de la orden? Quizás eso las vuelva más perturbadoras, más fascinantes y terminen ellas mirándonos, mientras replican la acción a la que fueron obligadas hasta el cansancio.
En esta exposición el espejo y lo espejado se encuentran, se fusionan, se desean ¿Estamos seguros de quién mira a quién? ¿Es el artificio deseante de lo real o lo real atrapado en el artificio? No lo sabemos con certeza, pero algo es seguro; al mirarlas las traemos de este lado del espejo, las hacemos parte de nosotros al igual que el voyerista que espía y siente en su cuerpo el calor ajeno, el logro de haber captado algo de aquello que le estaba vedado.
A. PURICELLI–– 2024
Obra de Nina Brasca curada por Agustina Chalupowicz